
El liderazgo es el proceso mediante el cual una persona influye sobre otras e inspira, motiva y dirige sus actividades para alcanzar las metas del grupo o la organización. Los líderes pueden influir en otros porque poseen poder. Los cinco tipos de poder a disposición de los administradores son:
- Poder legítimo: es la autoridad que tiene un administrador en virtud del puesto que ocupa en la jerarquía de una organización.
- Poder de recompensar: es la capacidad de un administrador para conceder o denegar premios tangibles e intangibles.
- Poder coercitivo: es la capacidad de un administrador para castigar a otros.
- Poder experto: es el poder que se basa en los conocimientos, habilidades y pericia que posee un líder.
- Poder referido: poder que proviene del respeto, admiración y lealtad de los subordinados.
Muchos administradores usan el otorgamiento de facultades como herramienta para mejorar su calidad como líderes.
MODELOS DE RASGOS Y COMPORTAMIENTO DEL LODERAZGO.
El modelo de rasgos del liderazgo describe las características o rasgos personales que contribuyen a un liderazgo eficaz. Sin embargo, algunos administradores que poseen estos rasgos no son buenos líderes, y algunos administradores que no poseen todos los rasgos son sin duda buenos líderes. El modelo del comportamiento del liderazgo describe dos clases de conductas que utiliza la mayoría de los líderes: la consideración y el inicio de estructura.
Los modelos de contingencia toman en cuenta la complejidad que rodea el liderazgo y el papel de la situación para determinar si un administrador es un buen líder o no. El modelo de contingencia de Fiedler explica por qué los administradores pueden ser buenos líderes en una situación y no en otra. De acuerdo con el modelo de Fiedler, los líderes orientados a las relaciones son más eficaces en situaciones moderadamente favorables para la dirección, y los líderes orientados a las tareas son más eficaces en situaciones que son muy favorables o muy desfavorables para la dirección.
La teoría de la ruta a la meta de House describe cómo hacen los administradores eficaces para motivar a sus subordinados, al determinar qué resultados desean obtener sus subordinados, recompensarlos con éstos cuando alcanzan sus metas y tienen un alto desempeño, además de aclarar las rutas para alcanzar las metas.
Los administradores pueden incurrir en cuatro diferentes clases de conductas para motivar a sus subordinados: conductas directivas, conductas de apoyo, conductas participativas o conductas orientadas al logro. El modelo de sustitutos del líder sugiere que algunas veces los administradores no tienen que desempeñar un papel de liderazgo, porque sus subordinados ya tienen un alto desempeño sin que el administrador tenga que influir sobre ellos.
El liderazgo transformador ocurre cuando los administradores ejercen efectos drásticos en sus subordinados y en la organización como un todo, e inspiran y energizan a sus subordinados para resolver problemas y mejorar su actuación. Estos efectos incluyen hacer que los subordinados adquieran conciencia de la importancia de su propio trabajo y alto desempeño, hacer que estén conscientes de sus propias necesidades de crecimiento, desarrollo y logros personales, y motivando a los subordinados para que trabajen por el bien de la organización y no sólo para su provecho individual. Los administradores pueden asumir un liderazgo transformacional si son líderes carismáticos, si estimulan el intelecto de sus subordinados y si aplican la consideración con vistas al desarrollo de su personal. Los administradores transformadores también aplican a menudo un liderazgo transaccional cuando usan sus poderes de recompensar y coercitivo para alentarlos a lograr un alto desempeño.
Los administradores y administradoras no difieren en las conductas de liderazgo que aplican, lo que va en contra de los estereotipos (que las mujeres están más orientadas a las relaciones y los hombres están más orientados a las tareas). Sin embargo, en ocasiones las administradoras son más participativas que los hombres. La investigación ha detectado que hombres y mujeres son igualmente eficaces como administradores y líderes.
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LIDERAZGO.
Los estados de ánimo y emociones que experimentan los líderes en el trabajo, y su capacidad para manejar bien estos sentimientos, pueden influir en su eficacia como líderes. Aún más, la inteligencia emocional puede contribuir a la eficacia en el liderazgo en múltiples formas, que incluyen alentar y apoyar la creatividad entre sus seguidores.